jueves, 31 de enero de 2008

Querido hijo hace ya bastante que no te escribo, lo que no significa que deje de acordarme de ti un instante, tan solo que trato de entretener mi mente con tonterías para evitar recordar sobre todo esos últimos meses de tu vida tan dolorosos, donde cada noche lloraba frente al ordenador después de acostarte al verte tan mal y saber que tu marcha se acercaba sin remedio. Ya han pasado 10 meses desde que tu cuerpo dejó de vivir pero hace casi un año que yo hecho de menos a ese hijo siempre dispuesto a reír, con esa alegría que llenaba nuestras vidas, hoy la angustia a pasado dejando una triste calma sin esperanza. Aún sigo muchas noches mirando tu habitación cuando me voy a dormir esperando que todo sea una pesadilla y pueda besar nuevamente tu frente.