miércoles, 4 de julio de 2007

Querido hijo, perdona que tarde en escribirte, no pienses que me olvido de ti ni un solo momento, pero evito enfrentarme a esta realidad que tanto me duele, ya ves, como siempre escondiendo la cabeza como un avestruz como si de esa manera las cosas fueran diferentes…Pero como aceptar que no te veré más, que no te oiré llamándome ¡ Papa ¡ cuando tu madre tenga la cena preparada, que no podré hacerte reír con cualquier comentario gracioso, que no podré enseñarte ni explicarte tantísimas cosas… es tan dura esta realidad que comprende que intente escapar una vez más. Al menos tú ya no me necesitas pero yo sin ti no sé como vivir.