miércoles, 24 de octubre de 2007
Me parece mentira que ya hayan pasado siete meses sin ti cuando antes pasar solo 24 horas ya era angustioso. Me gustaría decirte que me voy acostumbrando, que estoy mejor pero es mentira, a veces creo que cada vez lo veo todo más negro.
Dicen que cada uno venimos a este mundo con una misión, la tuya fue soportar tanto sufrimiento y la mía seguramente ayudar a que nacieras, quererte y acompañarte en tan duros momentos, o al menos intentarlo. La cuestión es que la misión de los dos se terminó con tu muerte pues yo no consigo encontrar ya ningún sentido a mi vida.
Mis días se reducen a pasar horas fumando delante del ordenador buscando entretener la mente y poco más. Encuentro juegos y películas de las que a ti te gustaban y añoro el bajártelas para hacerte un poquito feliz.
Cuantas veces durante tu enfermedad hubiera querido detener el tiempo temiendo que llegara a perderte, intentando alargar los días para que no pasaran… ahora a veces sueño con la angustia y el miedo atroz que pasé temiendo que algún síntoma del “maligno” nos hundiera nuevamente en la desesperación, eso al menos pasó, pero ahora solo queda tristeza y abatimiento.
Donde quieras que estés te quiero hijo mió.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario